Endodoncia
Endo (interior) y doncia (diente).
La endodoncia es un tratamiento odontológico que consiste en la limpieza biológica y mecánica de la pulpa dental y posterior obturación tridimensional del o los contuctos dentarios, según la pieza a tratar.
El tratamiento endodóntico consiste en:
- Eliminar los restos de tejido vivo infectado o potencialmente infectado dentro del diente (pulpa dental)
- Limpiar el interior de este diente, por acción mecánica: rasguñando la superficie interior de los canales pulpares (utilizando limas endodónticas manuales o mecánicas), combinado con una acción química: irrigación con hipoclorito de sodio (blanqueador diluido al 3%), que es el desinfectante más eficaz.
- Dar forma del conducto radicular iluminando hasta el agujero apical, utilizando limas manuales o mecanizadas para que la solución de irrigación penetre por todas partes.
- Secar el sistema de conductos radiculares
- Realizar el relleno del conducto radicular, con mayor frecuencia utilizando gutapercha caliente o fría, adherida a las paredes de la dentina con cemento del conducto radicular (más a menudo una mezcla de óxido de zinc e idothymol, llamada pasta de Roy).
El odontólogo realiza el tratamiento endodóntico de un diente cuando ya no se puede mantener vivo, ya sea porque ya es necrótico o porque puede llegar a serlo.
Para ello, el odontólogo realiza generalmente una anestesia local, de forma que el procedimiento no sea doloroso (el diente, incluso parcialmente necrótico, sigue siendo generalmente sensible). Se realiza una abertura adecuada en la superficie oclusal del diente para acceder a la pulpa cameral y radicular.
El diente debe entonces ser reconstituido, ya sea con un empaste coronario si el diente no está demasiado deteriorado, o con una restauración protésica (corona) si está demasiado deteriorado, para asegurar el sellado del tratamiento y evitar que la raíz sea recolonizada por bacterias.