Dentista sin dolor:
Odontología mínimamente invasiva
Se encuentra en la práctica clínica diaria para tratar la mayoría de las infecciones orales. Los principios fundamentales de la odontología mínimamente invasiva son bastante básicos, como la detección y diagnóstico de la enfermedad en la fase más temprana posible, con un seguimiento regular de los factores de desarrollo de la caries (predisposiciones genéticas, desencadenantes, etc.), una gestión mínimamente invasiva de la atención y, finalmente, el seguimiento de los resultados de la intervención realizada por el especialista.
Métodos mínimamente invasivos: un nuevo enfoque
Con el fin de limitar las lesiones corporales en el momento del tratamiento o la exploración, se han desarrollado métodos mínimamente invasivos o no invasivos a medida que el conocimiento médico ha evolucionado y se está extendiendo cada vez más.
A nivel de la boca, ya sea para el odontólogo o no, esto cambia su enfoque hacia el paciente, que es mucho menos «quirúrgico» que antes, donde inevitablemente se pensó en «fresar» primero y luego rellenar.
Los principales usos son para el cuidado de patologías dentales como dientes desgastados, rotos, obturaciones mal hechas, dientes mal formados, dientes desalineados, dientes faltantes, espacios entre dientes…
Para el manejo de las cavidades, la dontología mínimamente invasiva ayuda a reducir las bacterias cariogénicas, remineralizar las lesiones tempranas y reemplazar las restauraciones defectuosas.
El láser es probablemente uno de los métodos más desarrollados en los últimos años, hasta el punto de que ahora puede ser utilizado en todas las áreas, incluyendo la odontología.
Aunque no sustituye a todas las técnicas tradicionales, el láser tiene ventajas significativas y, dado que no hay un solo láser, sino diferentes láseres, las posibles acciones se complementan entre sí.
Como ventaja, también se puede destacar que gracias al uso del láser, ningún instrumento está en contacto directo con la boca del paciente, lo que evita tocar las partes sanas y trata precisamente sólo la parte enferma.
La acción antibacteriana del láser reduce considerablemente las complicaciones postoperatorias y aumenta la cicatrización y regeneración de los tejidos.
Cabe señalar también que el número de sesiones de tratamiento puede reducirse.